
René Spitz fue un psicoanalista austro-húngaro que dedicó gran parte de su obra al estudio del desarrollo temprano de los niños y al impacto que tienen las relaciones afectivas en la constitución de la personalidad. Mientras que sus estudios sobre la depresión anaclítica y el hospitalismo son más conocidos, también es importante comprender cómo elaboró una técnica de observación, diagnóstico e intervención que marcó un antes y un después en el psicoanálisis infantil y en la psicología del desarrollo.
1. Contexto de la técnica
La técnica de René Spitz surge en un momento en el que el psicoanálisis, desarrollado principalmente por Freud y ampliado por Melanie Klein y Anna Freud, se encontraba en debate sobre cómo tratar a los niños. Mientras Klein proponía el análisis a través del juego simbólico, Anna Freud defendía una postura más educativa y protectora. Spitz, por su parte, decidió apartarse de esta dicotomía y centrarse en la observación directa de los lactantes y niños pequeños, poniendo atención en el impacto que tiene la ausencia de la madre o de una figura estable de apego en el desarrollo emocional y cognitivo.
Su técnica se caracteriza por integrar elementos clínicos, observacionales y experimentales, buscando un acercamiento científico y sistemático al comportamiento de los infantes.
2. Principales características de la técnica de Spitz
a) Observación naturalista
Spitz observaba a los niños en contextos naturales, como hospitales, orfanatos y guarderías, para registrar sus conductas espontáneas. A diferencia de otros psicoanalistas que trabajaban en consultorio, él consideraba que los entornos institucionales ofrecían una oportunidad única para entender el desarrollo de los niños privados de afecto materno.
Ejemplo: en sus observaciones en un orfanato, notó que los bebés que recibían cuidados físicos adecuados, pero sin afecto ni contacto materno, mostraban retrasos en el lenguaje, problemas de motricidad y expresiones de tristeza persistente.
b) Uso de indicadores del desarrollo
Spitz elaboró una serie de organizadores de la psique infantil, es decir, hitos que marcan la estructuración de la vida psíquica en los primeros meses:
- La sonrisa social (3er mes): primer indicador de la relación con el otro.
- La angustia ante el extraño (8vo mes): muestra el reconocimiento del vínculo con la madre o figura primaria.
- La formación del “No” (15-18 meses): inicio del sentido de autonomía y diferenciación del yo.
Estos indicadores se usaban como herramientas diagnósticas en su técnica: si un niño no los alcanzaba en tiempo esperado, era posible identificar alteraciones en su desarrollo.
c) Registro sistemático y longitudinal
Spitz implementó un método de filmación y documentación para analizar el desarrollo en el tiempo. Esto permitió contrastar la evolución de niños criados en condiciones familiares versus niños institucionalizados.
Ejemplo: sus grabaciones mostraban cómo los bebés en hospitales que no tenían contacto afectivo directo podían inicialmente desarrollar una sonrisa social, pero con el paso del tiempo la perdían y caían en estados de retraimiento.
d) Énfasis en la relación madre-hijo
Su técnica clínica no se limitaba a observar al niño, sino que también buscaba comprender la calidad del vínculo afectivo con la madre o cuidador principal. Spitz afirmaba que la ausencia o deficiencia de esta relación podía derivar en cuadros severos como la depresión anaclítica.
Ejemplo clínico: bebés separados de sus madres por hospitalización prolongada lloraban, mostraban insomnio, inapetencia y pérdida de peso. Al reintroducir el vínculo materno, algunos síntomas remitían, lo que probaba la centralidad de la figura de apego.
e) Análisis clínico de la institucionalización
Spitz documentó el fenómeno del hospitalismo, una patología observada en niños internados de manera prolongada en instituciones sin contacto afectivo estable. Su técnica le permitió diferenciar entre un simple retraso madurativo y un daño psíquico profundo causado por la privación emocional.
3. Aplicación clínica de la técnica
La técnica de René Spitz no se limita a la investigación, sino que también ofrece pautas para la intervención clínica y educativa:
- En hospitales pediátricos: se recomienda la permanencia de la madre o un cuidador constante durante la hospitalización.
- En orfanatos y casas hogar: se busca garantizar la asignación de una figura de apego estable, incluso si no es la madre biológica.
- En terapia infantil: se emplea la observación de hitos emocionales y cognitivos como guías para detectar trastornos del desarrollo.
4. Críticas y aportaciones
La técnica de Spitz fue pionera en resaltar la importancia del vínculo afectivo temprano, pero también recibió críticas: algunos señalaron que generalizó demasiado sus hallazgos a partir de contextos institucionales muy específicos. Sin embargo, sus aportes sentaron bases para teorías posteriores, como la teoría del apego de John Bowlby, que retomó sus observaciones para fundamentar científicamente el rol del vínculo madre-hijo.
5. Ejemplo actual de aplicación
Hoy en día, los hallazgos de Spitz se aplican en programas como el de “Madre Canguro” para bebés prematuros, donde el contacto piel con piel y la presencia constante de los padres favorece el desarrollo neurológico y emocional. Asimismo, su técnica inspira la evaluación de factores de apego en la psicología clínica infantil contemporánea.
Conclusión
La técnica de René Spitz constituyó un método innovador que unió la observación directa, el análisis clínico y la sistematización científica en el estudio del desarrollo infantil. Al demostrar que la ausencia de una relación afectiva estable puede generar graves consecuencias emocionales y cognitivas, Spitz abrió camino a una nueva forma de comprender la infancia y a replantear las prácticas institucionales de cuidado. Sus aportes siguen siendo referencia en la psicología clínica, la pediatría y el psicoanálisis, pues nos recuerdan que el vínculo humano es esencial para el crecimiento saludable del niño.
a el crecimiento saludable del niño.
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